La estación de Glasgow es como un escenario de una película. Un espacio muy amplio con techado de cristal bajo el cual la gente pulula, espera en sillones o consume en las tiendas dispuestas en los flancos del espacio circular. Al fondo están los andenes, para cuyo acceso es necesario introducir el ticket como en el metro. De uno parte a diario y con una frecuencia alta el cercanías a Paisley, la ciudad de Escocia a la que Glasgow arrebató el protagonismo pese a tener mucha más historia y encanto.
En Paisley, en su imponente abadía –cuya visita es gratuita- se bautizaban a los reyes de Escocia. Su casco antiguo recuerda al viejo Edimburgo y el tamaño de su vieja oficina de correos, hoy reconvertida en el fantástico y plural bar The last Post, da una idea de la importancia que llegó a tener la población.
El aeropuerto de Glasgow no está en Glasgow, sino en Paisley, lugar de donde es también el famoso diseño de Cachemira y el exclusivo whisky Chivas (Renfrew Road). Pero todo ello parece obviarse por cuanto es una de las ciudades menos visitadas de Escocia. El motivo es la heroína. Se cebó con la juventud de este municipio escocés y le dio fama de Walking Dead, de lugar donde deambulan yonkis. Nosotros no vimos ninguno, pero dicen que haberlos, hailos.
De la estación a la gran Abadía apenas hay diez minutos andando.
El acceso es libre –no sé si porque es protestante en vez de católica, aunque lo fue en sus orígenes- y en su interior está la Barochan Cross, una de las tres únicas cruces que aún se mantienen en pie de la época medieval, si bien su original ubicación estaba en un camino.
Las guerras de sangre con Inglaterra en el siglo XIV destruyeron la iglesia de la abadía, pero ahora está perfecta tras las labores de reconstrucción (los ingleses quemaron el monasterio como revancha por haber sido batidos en los bosques de Paisley).
Son impresionantes sus vidrieras (alguna un tanto psicodélica) y especialmente su techo, una obra maestra tallada en madera. En nuestra visita había además un grupo de jubiladas decorando el templo con flores, llenando con su olor la amplia estancia. Como es habitual en casi todas las iglesias escocesas también encuentras un espacio para recordar la Gran Guerra, en este caso en uno de los laterales. La visita aproximada para ver el lugar con calma es de 30 minutos, ya que únicamente ves el pequeño claustro de la entrada, una pequeña sala que cuenta la historia de la abadía y la iglesia.
Para regresar a la estación debes cruzar de nuevo el río Clyde (que va a Glasgow). Por el centro hay varias tiendas (Marc & Spencer, con grandes ofertas y una de deportes en la que compramos ropa de montaña muy barata). También cuenta la ciudad con un interesante observatorio –no obstante tiene también universidad- y el Museo de Paisley, en High Street, donde se muestra una importante colección de chales que muestra la importancia que tuvo la ciudad en la industria textil escocesa.
Antes de proseguir, si se llega a la hora del almuerzo, se agradecen un par de pintas y algo de comer en The Post. Sus hamburguesas son fabulosas, y también un plato indio cuyo nombre no recuerdo. En cuanto a la pinta, tienen tantas que te pierdes. La más cara, llamada Caesar Augustus, entra muy bien aunque al principio su sabor es extraño.
Vivir en Paysley:
Nuestro hallazgo de esta pequeña ciudad no ha sido casual. Mi hermano ha vivido allí trabajando para la British en el aeropuerto.
Si alguien quiere mudarse allí por trabajo, tiene que saber que los apartamentos se alquilan por temporadas de seis meses; que Internet lo puedes contratar en el centro comercial; y que pasada la hora de cierre de los supermercados, en las tiendas de Pakistaníes te venden de todo, incluido
alcohol, hasta tarde. Para salir de marcha, casi todos los garitos se concentran en una sola calle, si quieres ver la tele, tienes que pagar extra al canal de Internet y si prefieres alquilar habitación se pagan por semanas. Y lo mejor: tiene un acceso facilísimo para salir en coche a visitar las Highlands (al estar cerquísima de Loch Lomond, el lago más grande de Escocia).
Me encantó! …fantástico 🙂
Gracias!!😀